sábado, 8 de diciembre de 2012

La pedagogía de la desmemoria no pudo borrar todas las huellas

Huellas: Documentos sobre la evangelización forzada, campos de concentración y el exterminio, son rescatados con rigor por Marcelo Valko para “desmonumentar” a los genocidas.
     “Recorremos el país mostrando las pruebas que documentan el genocidio cometido por Avellaneda, Mitre, Sarmiento y Roca. Eso hombres no era eran sólo malvados, tenían un proyecto político. A pesar de sus pugnas de élite, diseñaron el país chiquito y para pocos que hoy tenemos”, afirma Marcelo Valko, investigador y autor de "Pedagogía de la desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible", (2010).
“Si queremos una Patria justa no podemos tener en pedestales a gente con prontuario. La justicia no puede juzgar a esos genocidas, pero castiguemos su memoria”, resalta el fundador de la cátedra Imaginario Étnico, Memoria y Resistencia de la Universidad Madres de Plaza de Mayo.
En un andar por el país, Valko pasó por Rosario, invitado por el colectivo NADyES (Nacimos diversos y estamos siendo), en el centro cultural de La Toma (Tucumán 1329). “El Facundo”, Sarmiento dice: “El destino de Argentina está en exportar materias primas e importar manufacturas: Los españoles no somos ni navegantes ni industriosos, y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas, y ella y nosotros ganaremos en el cambio”.
Valko explica que “a esos políticos no les importó perder el Alto Perú. Mientras EEUU comía tierras a México, para Sarmiento “el mal de Argentina es su extensión”. El investigador asegura: “La burguesía era de una mente muy chiquita e hizo un país a imagen y semejanza de su pequeñez mental”.
“Con Osvaldo Bayer, queremos que esos genocidas que dan su nombres a calles y monumentos ocupen el lugar que merecen y que se recuerde a los verdaderos y generosos patriotas, esos que como Castelli, Moreno y Belgrano no fueron vencidos en batallas, pero fueron traicionados como también pasó con la revolución de Mayo. El Himno Nacional dice: “que nos gobierne la noble igualdad”, resalta el licenciado en Psicología.
El compromiso y rigor científico de Valko se comprenden cuando con humildad cuenta: “Tengo dos libros enterrados, uno en 2007 en Abra Pampa (Puna jujeña) y otro en 2009, Naranjo (Salta). Fue un gran honor, en una ceremonia que llaman corpachada ofrecieron los libros a la Pachamama, para que logren contar lo sucedido”, señala
En “Pedagogía de la desmemoria.” trabajó con “documentos de los registros del Ejército, Armada, salesianos, lazaristas y del arzobispado. Pero Bergoglio tardó cuatro meses en abrirnos el archivo. Luego me dijeron que me iré al infierno”.

Depósitos y conversión de indios

Valko resalta la responsabilidad de científicos y sacerdotes en el exterminio. “En Martín García los indios son aislados, instala un horno crematorio y reintroduce la esclavitud, abolida por la Asamblea del Año XIII. El cirujano jefe de la guarnición militar de la isla se refiere en una carta a la aplicación de vacunas con viruela. Se usaron médicos del Ejército y Armada para ese método de exterminio directo”.
“Roca instrumentó los llamados “depósitos de indios”. Mencionados por Estanislao Zeballos cuando escribía: “Arrojenlos al depósito de indios”. El publicista de la campaña al sur afirmaba: “La barbarie está maldita y no quedó en La Pampa ni vestigios de sus huesos”.
En 1879, el gobierno dijo que trasladó 10 mil prisioneros patagónicos para trabajar en industrias y servidumbres en el Norte, Mendoza y Martín García. En 1883, un informe oficial habla de 20 mil secuestrados.“En Patagonia, los originarios pertenecían al ejército, pero al ser capturados pasan al Consejo que administraba ese depósito, que existían en Trelew, Valcheta, General Conesa. Carmen de Patagones, Bahía Blanca, Azul, Junín, Retiro, Base Naval del Tigre e isla Martín García”.
“El país tenia campos de concentración más grandes que la ESMA y antes a Videla. Fue enorme la complicidad de arzobispo porteño León Federico Aneiro, creador del Consejo para la Conversión de Indios al Catolicismo. Avaló el siniestro reparto de niños. Además, antes de marchar al sur, Roca había promocionado la campaña prometiendo liberar a mujeres raptadas por los bárbaros. Pero, tras sacarlas de las tribus, por haber tenido relaciones con los indios fueron llevada con sus hijos a la isla”.

Limpieza de plazas

Valko rescata, “como dicen los chicos, se está desrrocando al país. No queremos romper estatutas o chapas, ya hay muchos proyectos basados en rigurosos datos para retirar esos nombres. Contamos con mucha colaboración y apoyo, desde algunos ediles a los maestros del sindicato de docentes bonaerenses (Suteba) y la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA) planteamos la campaña “Ni genocidas ni explotadores en plazas y calles de la República”.
“El preámbulo de la Constitución -agrega- habla de un país abierto a todos los pueblos del mundo, esa generación quería anglosajones pero llegaron españoles e italianos. Lo criollo será algo despreciable y se habla del cabecita negra. Luego, Evita, para reinvertir semánticamente la cuestión, los nombra como “mis gracitas”, “mis cabecitas”.
Sobre su libro, señala: “El objetivo del trabajo no está en el estante de la biblioteca, sino en denunciar la pedagogía de la desmemoria que construye un país de excluidos, marginales e invisibles. Hay que reparar la usurpación de tierras”.
También reproduce un documento con la lista de indios bautizados en enero de 1879 en Martín García, y “todavía vivos el primero de abril” del mismo año. “Se difundía eso en un diario de la época porque ser lo tomaba como un logro de los curas”, remarca.
Valko cuenta que su padre trabajó 7 años en un aserradero en Paraguay. “Vivíamos frente al Paraná y la gente de la firma entraba en la selva por madera y expulsaba o mataba a indios. Con mi hermano, al bajar picadas para pescar veíamos cadáveres flotando en el río. Había mucha explotación y pobreza, yo no entendía qué pasaba, pero eso me quedó. Al volver a Argentina estudié Psicología, debía haber ingresado a Antropoplogía, pero con esa formación tengo otra visión, no encapsulada y soy como un francotirador que toma el tema desde otro lado y siempre con rigurosidad y ética”.

La construcción del desierto

“Roca era cruel -agrega-, hasta con su tropa. No marchó al sur en primavera, fue en invierno. Oficiales que lo admiran, como Oloscoaga, escribieron: “Amanecí con 16º bajo cero, las pasturas están congeladas, debemos palmear a los caballos aterridos de frío”. Cuando Roca llega a Choele-Choel, el 25 de mayo 1879, regresó de inmediato a Buenos Aires en barco y renuncia al Ministerio para dedicarse a la campaña que lo llevaría en un año a la presidencia del país”.
Valko explica que “La campaña fue para construir al desierto y hacer desaparecer a los indeseables”. Ya como presidente, Roca admitió: “Al final, descubrimos que no había indios”. También reconoció que Alsina cargó “con la tarea de exterminar a la mayor parte de los hombres de lanza”. En marzo de 1879, “La Libertad” señalaba: “No han quedado 200 hombres armados ¿qué objeto hay en expedicionar con 6.000 veteranos?”.

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