lunes, 7 de diciembre de 2009

UNA HISTORIA, DOS VISIONES.


Segunda historia*: “Yo me considero neutral”

Él (o ella) prefirió mantenerse anónimo. Es que no es fácil su situación, porque trabaja como soldado voluntario en el hospital del ejército, y porque es hijo de militar que sirvió durante la última dictadura. Todo ello nos llevó a hacer esta entrevista, donde se ve la situación desde otra perspectiva, la perspectiva que poco se publica, pero que existe, y por eso ahora, a través de este medio queremos darle voz.

Trabajar en el ejército.

Trabajar en el ejército, hoy en día, es, cuanto menos, algo que llama la atención. Sobre el por qué de esta elección, él nos responde: “Yo lo elegí porque estoy acostumbrado a estar en los batallones, mi papá es militar y toda mi vida la pasé ahí adentro… para mi es natural, me siento bien, me siento cómodo, la gente de ahí conoce a mi viejo y, bueno, es un ambiente cálido, digamos”.

- ¿Después de la última dictadura la concepción del ejército no es la misma, cómo definirías vos a la institución?


- Si nos referimos a la década del setenta hasta ahora, es totalmente distinto el ejército, en lo que es adentro y lo que se ve afuera. Lo que es adentro, hoy en mi punto de vista son mucho más flexibles, pero también porque la sociedad lo es en general. Pero bueno, yo valoro mucho la institución.


-¿Vos consideras que el país necesita de un ejército bien constituido?


- Yo considero que cualquier país serio cuenta con instituciones, las instituciones son lo que le dan la base a un estado. Así sea la Iglesia, así sea el Ejército, así sean las instituciones jurídicas, son necesarias. Me parece que tenemos que tomar el ejemplo de las grandes potencias, de los grandes países que tienen ese modelo de estado.


Ayer y hoy: Dictadura y juicios.

Él dice conocer la historia. Habla de represores y subversivos, de culpables e inocentes, de los cabecillas y de los que sólo cumplían órdenes. Habla mucho del marco histórico, de las enseñanzas que tuvo y lo que aprendió por él mismo: “A mí hay algo que me quedó de la escuela, me quedó de mi familia y de los libros que leí, y es que la historia se estudia en un contexto, en un marco social y un marco económico. Uno muchas veces juzga lo que pasó en esa época y no perteneció a ella, entonces todo lo que uno opina es subjetivo y abstracto, inclusive que hayan pasado treinta años de lo sucedido no es objetivo, los juicios no pueden ser objetivos, porque no se puede ver cómo era en ese entonces”.

- ¿Cómo se tendría que proceder para ser objetivos?


- En cualquier otro juicio que no sea por un delito de lesa humanidad, treinta años son suficientes para darlos por terminado. El golpe de estado y los delitos que dicen haberse cometido, según la corte suprema, según las leyes internacionales, no serían catalogados como un delito de lesa humanidad. Los treinta mil desaparecidos que dicen que hay, no son treinta mil. La CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), que es una organización que investigó sobre los muertos y desaparecidos de esa época, de un lado y de otro – porque hubo fallecidos de ambos lados – dice que fueron siete mil aproximadamente, eso es lo que le daría nulidad a la consideración de delito de lesa humanidad.


- ¿Pero si existen pruebas de crímenes de lesa humanidad, vos crees que no habría que juzgar a los sospechosos imputados?


- Yo considero lo siguiente: En el ejército hay algo que se llama obediencia debida. Nosotros tenemos un orden jerárquico que respetar. A mí me dan una orden y yo la tengo que cumplir (…). Entonces todos los nombres “grandes” como Videla, Massera, etcétera… quienes realmente daban las órdenes en ese entonces, deben ser juzgados, considero que estuvo mal como procedieron. Porque, que hay desaparecidos, reconozco que los hay, que hubo secuestros de niños, si, lo reconozco. Pero no todos lo hicieron, porque conozco miles de casos en los que se hicieron bien las cosas, y los expedientes están… Y ahí es la palabra de uno contra el otro. Hay de todo, como hay variedad de personas, hay variedad de casos en el ejército y entre la gente subversiva. Creo que hay que ser justos, y la justicia en este momento no es objetiva. Entonces considero que esa gente que cumplió órdenes, debe ser vista en ese marco histórico e institucional al que pertenecían… Y a los que realmente tuvieron la culpa, me parece justo que se los juzgue.


Decir basta

“Yo me considero una persona neutral, no creo que estuviera bien lo que hicieron los militares ni lo que hicieron los subversivos”. Así se define él. Y desde esta posición trata de construir su visión, sus pensamientos, sus ideales, vuelve a insistir en ser objetivos en el proceder: “Que está mal lo que hicieron, está mal, desaparecer gente y matar inocentes, porque murió gente inocente de los dos lados, si vamos al caso, los dos lados estuvieron mal. ¿Que habría que hacer por el bien del país? Los que estaban a la cabeza en esa época, deberían ser juzgados y condenados… Y decir basta, en algún momento se tiene que parar esto, porque va de odio en odio y no terminás más, es un círculo vicioso…”

- ¿Y de quienes ven lo ocurrido como una guerra, con ganadores y perdedores, que pensás?

Para mí fue una guerra. Nadie se chupaba el dedo. Se por fuentes verídicas que la gente de la subversión se preparaba, era un ejército armado, si vamos al caso, armas contra armas, es una guerra. Y estaban preparados tanto ellos como los militares (…). Murió mucha gente inocente de los dos lados. Me parece justo que se juzgue de los dos lados y que se diga basta, porque es un odio permanente que no se termina. ¿Que logramos así?


Visiones de la época.


Primero nos informamos en nuestro seno familiar. Los primeros en contarnos lo que pasó en esos años son, generalmente, nuestros más allegados. Antes que los libros, antes que la escuela, antes que los amigos, nuestros padres nos educan, y él no es una excepción: “Mi vieja por ejemplo, siempre me dijo que en esa época – en que todavía no conocía a mi viejo – vivió su adolescencia normalmente, que nunca tuvo problemas, que en el marco histórico, donde económicamente estábamos mal, donde no había un poder estable, donde la sociedad estaba revolucionada, se dio lugar a que el ejército, y no solamente el ejército, sino también el grupo civil que lo acompañó en ese momento, se dio lugar, a que pasara lo que efectivamente pasó. Con todos sus pros y contras – que fueron más contras que pro -. Ella me dijo que lo vivió y que nunca le pasó nada, que el que no se metía no tenía problemas”.


- ¿Y por parte de tu viejo?


- Por parte de mi viejo, él era oficial, porque hizo la escuela militar, y tenía el grado más bajo, o sea, teniente. En su experiencia particular no hizo más que transporte de prisioneros y guardias en el regimiento. Él entiende que en cada lugar hubo distintos grados de conflictos y que todo se manejó en cada lugar de manera diferente.


- Me hablaste de pros y de contras, ¿cuáles fueron para vos los pros del Proceso?


- Creo que lamentablemente somos un país que está en pañales y en el que todo lo que se hace es en forma violenta. Cuando dije que hubo pros y contras fue más un decir, porque algo siempre se rescata. Pero la enseñanza que nos tiene que dejar es que nunca más vuelva a pasar algo así, pero porque no tenemos que dejar que llegue el momento que pueda pasar algo así. Creo que nadie quiere vivir en violencia, y nadie quiere que vuelva a ocurrir.


Visiones de hoy

La opinión pública en relación con lo sucedido está encaminada, hoy en día, en un sentido determinado. Existe un Día de la Memoria, y decenas de instituciones y agrupaciones en repudio de los militares que actuaron durante la última dictadura. Pero las opiniones, los pensamientos y dichos no se agotan en ese paradigma. También existen otras voces. Nuestro entrevistado nos habla también de eso, conjuntamente con otro tema con tanta circulación como es el de la llamada “Inseguridad”. Sus palabras:
“Por ejemplo en la facultad, hay mucha gente, estudiantes, movilizaciones, que apoyan a la subversión…hablan de los derechos humanos, de todo, digamos. Pero también creo que hay mucha gente que no tiene ni voz ni voto… Por ejemplo los taxistas, yo tomo muchos taxis, y un día, un taxista me comenta que la inseguridad es terrible y que quisiera que volvieran los militares… Ojo que en ese sentido pienso que no saben de lo que están hablando, pero en definitiva, llega un punto en que no se puede vivir en medio de tanta inseguridad, ¿en que estamos viviendo?
No sé si respondo a tu pregunta, pero creo que hay gente que si rescata cosas que se mantenían intactas durante la dictadura, que era la seguridad de uno mismo, como te digo, mi mamá nunca tuvo ningún problema, salía a la calle, iba a bailar y volvía, y no le pasaba nada… hoy salís y en cualquier momento te roban. Te vuelvo a repetir, me parece totalmente inconsciente y desubicado decir que tiene que volver la dictadura, pero eso es lo que piensa mucha gente que cruzo en la calle”.

Por Jeremías Walter
Grupo "Otras voces".
* Primera historia: "Ahora estamos enjuiciando a los militares, pero el sistema se esta reinstaurando" (por Bárbara Wagner)

3 comentarios: