Primera historia*: “Ahora estamos enjuiciando a los militares pero el sistema se esta reinstaurando”
Mario Bordesio, de 34 años, es hijo de padres desaparecidos, ambos militantes del grupo Montoneros y no se sabe de ellos desde el año 1977, durante la última dictadura militar que atravesó el país. En esta entrevista habló sobre su visión del proceso, como influyó y sigue influyendo ese período en la actualidad, y expresó su opinión acerca de los juicios que se están llevando a cabo contra los represores de la dictadura.
¿Qué pensas sobre el proceso y sobre las cosas que pasaron en la última dictadura militar?
Para que tengas una idea, y te des cuenta de que es lo que me puede pasar a mí y a las personas involucradas, yo en mi familia tengo desaparecidos a mi papá y a mi mamá. Mi hermana (no biológica, de la familia que me crió) tiene desaparecido al papá, la mamá de ella tiene desaparecidos a dos hermanos y al padre de su primera hija. Imaginate cual fue el alcance del proceso y cual fue el objetivo, esta cosa de aniquilar al enemigo.
Después otra cosa que hay que entender por completo es que, mis viejos, o todas aquellas personas que militaron en organizaciones armadas, estaban en un contexto internacional que abordaba que la opresión de los pueblos tenía que ser resuelta de alguna manera, y muchos optaron por la lucha armada. Había pasado en Cuba, y en otros países como Argelia, de hecho, el proceso en Argentina no fue de un día para el otro, no fue algo casual. Los militares argentinos y todos los militares de América Latina se entrenaron décadas antes con los métodos franceses en
¿Desde qué edad te faltan tus familiares?
Bueno, yo desde que tengo razón de ser, desde que me acuerdo, mi abuela me contó de mis viejos desaparecidos. Con la vuelta a la democracia, me reencontré con la hermana de mi mamá y de esa forma pude saber mucho sobre mi historia.
Y por otro lado, la cuestión es que lo nuevo del proceso en relación a lo que los franceses le habían enseñado a los militares, esta doctrina de la “guerra nueva” que le llamaban, de secuestrar, torturar y desaparecer a los enemigos. De esta forma aparece en Argentina el robo de bebés. Este nuevo método en algún punto se consideraba como un trofeo de guerra, reeducando a los hijos de los “zurdos revolucionarios”.
Aparte, ellos ya lo plantean en términos de “guerra nueva” y de que había que hacer algo, con la total potestad de decidir sobre la vida y la muerte de los “enemigos”, de los bienes de ellos y de sus hijos.
¿Qué pensas de aquellos que ven el período del proceso como una “guerra” entre los militares y los “subversivos”?
Yo siempre digo, para quien le quede alguna duda, que me diga cual es la justificación que se encuentra para secuestrar, torturar, violar, y hacer desaparecer una persona.
Aparte, vos escuchas ahora los testimonios de los represores que están siendo enjuiciados, y son terribles. Los tipos irrumpían en la casa de alguien, secuestraban a las familias y los tenían encapuchados por días, a algunos los devolvían y a otros no. Al que no lo devolvían podía estar un montón de días e intentaban sacarle algo a golpes, a picana, a violaciones. A los que no se salvaban los mataban, y los tiraban al mar, o los ponían en fosas comunes.
Esa fue la política que se implementaba para mantener la “seguridad”, y para luchar contra el “comunismo”.
Y con los juicios contra los represores que se están llevando a cabo actualmente, ¿sentís que se hizo justicia?
Hay un punto donde sí y hay un punto donde no. En primer medida porque hace 33 años que las organizaciones de derechos humanos luchan para que se enjuicien a estos tipos, y ya con el tiempo que pasó muchos murieron, y otros están prófugos. Si bien los juicios se están llevando adelante, tardaron demasiado.
Y hay otra cuestión, que es el transfondo de la cosa, que si en algún momento se luchaba por la igualdad social, por educación y salud para todos, a mi me da la impresión que también hay tiempo perdido y batallas perdidas por ese lado, porque ahora estamos enjuiciando a los militares pero el sistema se está reinstaurando. Hoy por hoy, en casi todos los países de Latinoamérica sigue habiendo expropiación de los recursos naturales, sigue habiendo pobreza, sigue habiendo hambre, y en algún punto yo creo que el objetivo del proceso fue precisamente aniquilar las nuevas políticas sociales que se empezaban a formar.
Si o si son necesarios los juicios, y de hecho, las organizaciones sociales y de derechos humanos siguen luchando para que se haga justicia en ese sentido. Las personas que están acusadas ahora son responsables de secuestro, tortura y asesinato, de eso no queda ninguna duda. Yo por ejemplo de mis viejos no se el destino, porque mis viejos no han pasado por ningún centro clandestino de detención.
¿Pudiste saber algo de ellos en algún momento?
No, de mis viejos no se el destino, teóricamente porque para finales del 77 la organización Montoneros de Rosario ya estaba bastante desarticulada, mis viejos posiblemente no hayan caído en Rosario y al no haber registro del paso por los centros clandestinos posiblemente los hayan asesinado directamente y tirado en algún lado.
Como te decía, hay una gran sensación permanente de impunidad porque los juicios no avanzan, hay muchos represores que no fueron condenados. Acá en Rosario de por sí se ha dilatado muchísimo el inicio de los juicios, y se están dilatando los juicios en sí, vos pensá que en Buenos Aires, al mismo tiempo que en los de acá empezó la causa Brusa y se cree que para diciembre ya va a haber sentencia y acá todavía está todo medio en veremos. Como te decía, todos los que estamos del lado de las víctimas, todo esto nos sigue dando una sensación de impunidad muy grande.
Para cerrar, ¿cuál pensás que es la visión de la gente en general sobre el proceso militar?
Yo creo que a nivel social no está instalado el tema porque a la gente no le interesa y desconoce. Además, en el medio se logró instalar esta imagen de subversión, de “guerra”. Yo siempre respondo lo mismo ¿qué justifica la desaparición de una persona?
Después hay gente que sabe mucho más que yo que dice que solo un 40 por ciento de los desaparecidos pertenecían a agrupaciones armadas.
También la otra cuestión, yo nunca milité en ningún partido político, y si me volví muy escéptico es porque de todos los grupos que llegaban al gobierno ninguno tocaba las cuestiones fundamentales para tratar de mejorar el desastre que dejaron los militares.
Grupo "Otras voces".
* Segunda historia: "Yo me considero neutral" (por Jeremías Walter).
Por Bárbara Wagner
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