lunes, 23 de noviembre de 2009

Juicios en Santa Fe. Causa Brusa.

“Cárcel común, perpetua y efectiva, ni un solo genocida por las calles argentinas”… Era lo que se podía escuchar de las voces de cientos de personas que se agruparon para pedir justicia en las inmediaciones de la sede del Tribunal Oral Federal. Allí, los banderazos y el repiquetear de los tambores fueron creando el clima de fiesta porque se empezaba a torcer el brazo a la impunidad, allí se iban a sentar en el banquillo de los acusados a Víctor Hermes Brusa, un abogado, secretario del juzgado Federal de Santa Fe que participo del control y práctica de las torturas a ciudadanos detenidos. Varios desaparecidos en su haber. En democracia fue ascendido a Juez Federal. En 1991, fue encontrado culpable de atropellar a un joven con su lancha en la Laguna Setubal y luego huir del lugar. Fue destituido como juez y Acusado de delitos de lesa humanidad.

Frente a la ausencia de recursos judiciales, sectores del aparato represivo sostienen las amenazas e intimidaciones con el objetivo de atemorizar a los testigos e integrantes que llevan adelante el juicio Brusa. Sin embargo, las testimoniales se llevaron acabo. Jornadas emotivas y tensas fueron las protagonistas de largas horas de debate. Allí mismo se hizo presente Roberto Cepeda, querellante de la causa quien habló acerca de la participación de Víctor Hermes Brusa en las salas de tortura. Al respecto sostuvo que el ex juez federal de la Ciudad de Santa Fe, se encargaba de realizar preguntas, y señaló que "creo que le gustaba, porque a las preguntas las podía hacer él o cualquiera de los otros, para mí le gustaba", insistió Cepeda.

Entre otros testimonios rescatamos también el de Rubén Maulín, quien en su declaración mencionó a Brusa y a Perizotti. Fue detenido en octubre de 1976 y estuvo preso en la Jefatura de Reconquista, la Guardia de Infantería Reforzada y la cárcel de Coronda. Dijo que en 1977 fue llevado a la comisaría Tercera de Santa Fe y que fue trasladado junto a dos detenidos a la comisaría Cuarta. Allí fue torturado (como en los anteriores lugares) y un día más tarde lo visitó el entonces secretario del Juzgado Federal Víctor Brusa. La declaración comenzó a tornarse conmovedora cuando contó que al momento de ser detenido su ex pareja estaba embarazada, aunque él no lo sabía. Cuando fue liberado le dijeron que su mujer había dado a luz un bebé varón, que fue apropiado ilegalmente por una familia vinculada a la Fuerza Aérea. Como si esto fuera poco agregó, "ese chico, que hoy tiene 32 años, se enteró de la historia y quiso saber la verdad. Se expuso a la Justicia y a un ADN y se comprobó que era mío con mi ex pareja, que también vive y que al momento de tenerlo apenas tenía 23 años".

Para seguirnos sorprendiendo, no podemos pasar por alto el dato que dio una de las principales querellantes, Patricia Isasa, durante la recorrida de reconocimiento a un lugar de detención en la capital de Santa Fe. “Era un lugar de ablande. Un verdadero campo de concentración y tortura. A mí me tuvieron una semana en cuclillas”, dijo. Allí la dictadura la llevó secuestrada con apenas 16 años y enferma, después de haberla sacado de su casa mediante un escandaloso operativo de tropas y móviles como si hubieran ido a desbaratar una banda armada. Su delito fue haber sido militante en el centro de estudiantes de la Escuela Industrial de Santa Fe. Por eso la golpearon, vejaron y violaron.

A su pedido, los jueces Roberto López Arango, Andrea Alberto de Creus y Carlos Renna, que juzgan la causa Brusa, presidieron ayer la inspección en el edificio de la comisaría de la intersección de Primera Junta y Rivadavia.
Los jueces del tribunal, los fiscales, abogados y testigos, periodistas, organizaciones de derechos humanos y familiares de las víctimas, fueron al lugar, que Isasa —hoy arquitecta— reconoció hasta en el color de las ventanas. “Eran celestes”, aseveró la mujer quien con algo rascó las capas de pintura y apareció ese color. “Jamás me podré olvidar. Me tuvieron una semana arrodillada mirando la ventana”, dijo.
Patricia Isasa, Roberto Cepeda y Rubén Maulín son solo tres de las tantas víctimas que sufrieron abusos a sus derechos. Ellos, constituyen el motor de la “megacausa Brusa” en la que ya no sólo se juzga a seis represores sino que con el correr de las jornadas, testimoniales y pruebas, se comienzan a generar nuevas investigaciones y se detienen a otros posibles implicados en tales delitos de lesa humanidad.

No les demos la espalada y unámonos a su pedido. Acompañemos las manifestaciones encabezadas por organizaciones tales como CTA, Ate, HIJOS, Madres PC, FJC, LADH entre otros, y sumemos nuestras voces al típico “Ole olé, ole olá, como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar” que hoy resuena en la provincia de Santa Fe. Porque los juzga un tribunal, los condenamos todos.

Sergio Damián D’Innocenzo.

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